jueves, 27 de noviembre de 2014

Son las 5 en la mañana y yo no he dormido nada...

Es extraño como las cosas pueden cambiar tanto en tan poco tiempo.

Realmente, a estas horas de la noche y con la fiebre revoloteando a mi alrededor como una nube de vapor, no me hago demasiado cargo de mis pensamientos y divagaciones... Pero supongo que a las cinco de la mañana de un jueves, tras haberme visto los 8 primeros capítulos de la segunda temporada de GLEE y haberme enamorado una media de tres veces por segundo cada vez que enfocaban un primer plano de Chord Overstreet y Darren Criss, no me queda mucho más que hacer: rallarme o dormir. 
Supongo que lo más fácil sería lo último, pero no compensa a una hora de tener que volver a levantarte para tomarte la droga. So here we are, but not in heaven.

Estoy pensando en ti; ahora mismo me pega mucho esa canción de Aventura a la que le debo el título de esta entrada. He llegado a obsesionarme mucho con este tema, con NUESTRO tema- si es que realmente se puede considerar que hemos tenido algo- y no termino de entender nada. Ahora echo la vista atrás y de hecho no me entiendo a mi misma días atrás, me he estado aferrando a una ilusión que carecía -obviamente- de forma física: .
Supongo que me vendiste bien el paquete, o que yo estaba desesperada por hacerme con uno, aunque no lo aparentase. La cosa es que creí que eras especial, y no especial en el mal sentido de la palabra (inserte aquí imagen de Ralph Wiggum) sino especial de decir ¡Oh! y caer rendida a ti con un breve pestañeo de tus ojos o un simple mensaje de WhatsApp, que cutre. ¡Joder! Me encandilaste.

No sé si el problema aquí ha sido mi credulidad, mi exceso de esperanzas en tus cualidades como mi aburrido "príncipe azul"protector y perfecto que anhelaba desde niña o simplemente que de verdad tienes un nosequé que me hacía sentir viva... pero me gustaba; me gustabas. Y creo que al final puedo decirlo en pasado ¿sabes por qué? porque me he dado cuenta de que te has quedado en un punto egoísta. La excusa "no estoy para nadie, no es por ti, me gusta hablar contigo, pero estoy condicionado" no me vale, no me vale para NADA (de hecho me sueno los mocos de mi gripazo en ella) y no me vale porque estamos en igualdad de condiciones: yo he intentado llegar hasta ti, después de que me pisotearas y me sintiera como una real mierda, me dio por preocuparme, por decir "¿cómo estará él ahora?" y maldito el domingo que me dio por preguntarte, fue un paso hacia atrás, aunque en cierto modo me ha servido para darme cuenta de algo:
Que si he llegado al punto en que no soy capaz de resistir al pie del cañón virtual más de una semana seguida para mandarte un simple "Buenos días" es que no estoy enamorada. De hecho estoy cansada, cansada de tener que luchar por alguien que no está dispuesto a que luchen por él, eso no sólo cansa, eso irrita, chirría, enerva... No sé si lo has vivido, pero no te lo recomiendo.
Supongo que te sigo queriendo en cierta manera, pero al menos ya no es tan intenso como antes. Me cansé de esperar respuestas a cosas a las que tú ni siquiera le dabas importancia, mientras que yo esperaba un simple  "todo va a salir bien" como los de antes. No, ya no va a volver a ser como antes, supongo que tú no quieres que lo sea, o que yo de momento no estoy preparada para esperar atenta el momento, sino que tengo que alejarme y esperar que vuelvas a mi cuando sea pertinente. Si es que ese día llega.

Quizá no tenga paciencia, pero creo que en ti queda, de ti depende saber tener reflejos o quedarte en tu bucle, mordiéndote la cola una y otra vez. Elige bien.


domingo, 9 de noviembre de 2014

You too.

Consiguió que me imaginara una vida bonita.
Le gustaba U2 y la Estrella Galicia fría.

Llegué a preguntarmele 
una media de tres veces al día 
si de verdad teníamos esperanza de vida.

Me convenció de que era imposible que no saltara a la vista que me quería.

Tenía los ojos azules, la voz grave y la cabeza fría. 
O eso creía.
¡Qué fácil fue que cambiaran las tornas!
Siempre pensé que sería yo la que huiría, pero no.
Yo me quedé, el me dejó.
Y lloré lo imposible
y dolió lo inimaginable;
porque otra ocupaba mi lugar sin más, 
como sin querer. 
Pero queriendo.

Es tarde, aún estoy rota.
Y de momento no podré volver a escuchar el quinto álbum de U2 sin llorar.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Al son.


Báilame al son, corazón,
báilame al son de los tambores
de esa batería.
Báilame,
báilame al compás de tu risa
con la mía.
Báilame al son, corazón
-pum, pum-
báilame la vida, melancolía.

sábado, 19 de abril de 2014

Penitencia.

Si pudiera mirarte a los ojos te diría muchas cosas, sin necesidad de hablarte.
La primera es que me quemas,
la segunda que me dueles,
la tercera que me exasperas.

Si pudiera...

Si pudiera juguetear con tu pelo te diría otras tantas;
La primera es que me ablandas,
la segunda es que me matas,
la tercera que te quiero.


lunes, 7 de abril de 2014

Magnetismos en noches insomnes. Y tú.

Eres como la Luna, levantas mis mareas.

Me revuelves y me creces, me atraes y me dejas insomne; mirando al vacío para no deslumbrame. Y mientras, poco a poco te marchas, y me vas dejando de rodillas, sobre mis penas, sin que me respondan las piernas, como si cada grano de arena fuese un dolor que punza cual cristal.

A veces pienso que me quitas la energía y la guardas toda en ese deslumbrante cuarto menguante que me gusta tanto.

A veces pienso que te gusta verme sobre mis penas en lugar de sobre tus piernas... Pero entonces me agarras, y me deslumbras y me revuelves. Y me pones sobre ellas. Y se me olvida el cielo, se me olvida la tierra, la arena y sus penas afiladas...
Y sólo veo las comisuras de tu boca, y ese cuarto menguante que me deslumbró.
Y sólo siento tu magnetismo. Sólo necesito tu respiración.

Eres como la Luna, levantas mis mareas.

Y cuando la noche acaba, vuelvo a mis maneras, mientras te veo marchar. El cauce se restaura y mis aguas se apaciguan. Y me vuelvo fría y anodina, esperando de rodillas a que vuelvas a levantarme la falda; a que vuelva la marea alta.


viernes, 7 de marzo de 2014

Mutis y botellas.

-¿A donde vas con tanta prisa? Bonitas curvas, al menos puedo ven como se contonean mientras te alejas- me decía mientras me vestía.
Huía todas las mañanas de su cama, quizá por miedo a nubes de humo, quizá por no querer ahogarme entre el etílico de sus besos.

Huía.
Pero no de miedo.
Huía.
Por cobardía.

Por prudencia me evaporaba, desaparecía.
Porque eran distintos, pero siempre el mismo.
Era él.

Y él me perseguía con la mirada gritando y la voz en silencio...
Aquella mirada sonaba alta en mi cabeza y se pegaba a mis pensamientos.

Y me olía la ropa. Y me dolía el alma. Y me comprimía el pecho. Así que VOLÉ.

Me fuí.
Hice un mutis elegantemente estrambótico.
Y desaparecí, entre botellas;

Antes de que el amor me queme, que me mate el alcohol. Y si el amor me quema, preferiré que arda rápido, así que seguiré bebiendo.

-¡Camarero! Otro vodka, por favor.

 


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