miércoles, 14 de marzo de 2012

Lo físico es bello.

Miré hacia los lados antes de cruzar el atestado paso de peatones con el semáforo en rojo. Llegaba tarde y hoy no era el día propicio para ello. Entré por la puerta de las oficinas y saludé a las recepcionistas; monté en el ascensor y crucé los brazos mientras daba inquietos golpecitos con mis Louis Vuitton en el suelo. Mientras el elevador subía hasta el piso 24, me quedé pensando en el motivo de mi retraso; Marco. Había sido una noche de esas deliciosas y alocadas, mucho sexo y pocas palabras, lo que yo necesitaba.
Diana-me dije a mi misma- ¿desde cuando eres tú así? La verdad es que me había transformado, Marco era el único hombre con el que podía sacar mi lado incontrolable. Me encantaba cuando enredaba sus dedos en mi melena negra y ondulada y me susurraba cosas al oído o me besaba la nuca. Todo era pasional, no había un ápice de sentimientos, o eso queríamos hacer ver; algo físico, sexual, poderoso y alocado, salvaje.
Sonreí recordando cada detalle de la noche, debía reconocer que Marco sabía de sobra como hacer disfrutar a una mujer además era un hombre atractivo, ojos azules, barba rojiza y cuerpo atlético ¿qué más podía pedir? De momento nos bastábamos el uno al otro.

El ascensor paró y yo salí con paso apresurado mientras me colocaba la falda y la blusa, corrí hacia mi despacho, cogí mi material y me dirigí rápidamente hacia la sala de reuniones, llamé a la puerta, el jefe me hizo entrar.

-Buenos días, siento el retraso

(...)



-MAB

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