sábado, 28 de abril de 2012

Habían pasado 30 años.

Miraba melancólicamente hacia el horizonte nublado. Hacía mucho tiempo que perdió la esperanza de encontrar a alguien. Los años le pesaban mucho, demasiado, y no lo podía ignorar.
Ella se había ido, le había dejado, y él no aguantaba bien la soledad. Llevaba años acudiendo allí...  Ella le decía que era su sitio favorito, decía que se respiraba tranquilidad. Solían acercarse por las noches y charlar sentados en las murallas cuando todavía andaban siendo novios, cuando todavía los dos tenían energías y ganas de amarse. Allí la tuvo por primera vez, por primera vez fue suya...
Tantos recuerdos en un sitio tan pequeño, tan escondido del mundo y de las miradas de la gente...
Seguía echándola de menos cada minuto de su absurda vida, pero era obvio que ella no, ella le había dejado, ella se había ido en busca de aventuras y no había vuelto, se cansó de estar anclada en la rutina de un matrimonio aburrido, según dijo, y se fue, desapareció, se desvaneció en la nada...
Pero él se quedó esperándola, por eso seguía llendo allí todos los días, a la espera de que ella volviera a su lugar favorito y poder verla, pero nunca lo hacía, nunca volvía, y ya habían pasado treinta años.

-MAB

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