martes, 13 de agosto de 2013

Confesiones no autorizadas...

Llevaba tanto tiempo sin oír "Te quiero" que hasta me asusté.
Sí, me asusté, y mi corazón empezó a bombear tan fuerte que mis mofletes se tornaron del mismo color que el carmín de mis labios.
-¿Cómo vas a quererme?
-Eres perfecta.
-Me tienes idealizada.
-Eres maravillosa.
-Es platónico, en realidad no me quieres, quieres a la imagen que te has hecho de mi.
-Me he formado tu imagen día a día, viendo tu sonrisa y escuchándote hablar, fijándome en ti cuando caminas, como si volaras por encima de las baldosas con gracia, cuando cantas, cuando escribes, cuando respiras y suspiras por esos que no te merecen.
-No me conoces de malas, no puedes quererme.
-Me gustaría hacerlo, y seguiría queriéndote.
-No me mientas.
-No te miento.
-Sí lo haces.
-No lo hago.
-¿Por qué me llevas la contraria si sabes que llevo razón?
-Porque no la tienes, porque tu problema no es que yo no sea sincero, es que tú no lo eres contigo misma ¿qué pasa, no eres digna de que te quieran? Dame una sola razón para eso.
-Hago daño a quien me quiere.
-No lo  haces queriendo.
-Da igual.
-Tu problema es que te crees más mala de lo que eres, cuando alguien ama a otro alguien sabe que saldrá herido muchas veces, ¿acaso a ti no te han hecho daño? claro que sí, claro que te lo han hecho, igual que a mi, pero la diferencia entre tú y yo es que yo estoy dispuesto a curarme, a pesar de que también asuma el riesgo de volver a romperme, sin embargo tú prefieres quedarte rota, no te quieres lamer las heridas, no quieres darle una oportunidad a nadie porque crees que tu dolor se contagiará. Y no te culpo, ese dolor que intentas esconder te recubre de un aura especial de misticismo que me encanta, pero me gusta más aún tu sonrisa, tus tonterías, tus idas y venidas absurdas. Me da exactamente igual que creas que no eres buena para mi, no me importa poder salir dañado si puedo saber que eres mia, que estás aquí, en mi corazón. No te estoy pidiendo permiso para quererte, te estoy diciendo que ya lo hago... y nada de lo que puedas decir podrá cambiar eso. Quieras o no vas a seguir dentro de mi mucho tiempo, te tendré en mi cabeza dando vueltas todas las noches, te imaginaré desnuda en mi cama cuando no te tenga y pensaré en tu risa cuando esté triste, me dormiré escuchándo tu voz en mis oídos y desearé que me quieras cada día, cada hora, minuto y segundo de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores