miércoles, 19 de septiembre de 2012

Y desapreció.


En todo el mundo las cosas se estaban quedando sin color, sin luz, sin alegría. De norte a sur o de este a oeste no había un solo pájaro que cantase, no había ninguna melodía alegre y mucho menos se oía una risa.
La gente deambulaba mustia, apenada. Los bebés no paraban de llorar, los niños no jugaban, los ancianos no buscaban el sol en los parques, las señoras no chismorreaban en las tiendas, los señores no hablaban de deportes….  pero nadie parecía saber que pasaba. Simplemente una ola de tristeza y desolación había cubierto el mundo, todo era gris, no había nada bonito ni llamativo. Todo era del mismo color que las cenizas de una vieja chimenea.

Mientras tanto en El Jardín de las Delicias las cosas tampoco iban nada bien, las ninfas ya no correteaban ni hablaban animadamente, los pájaros no cantaban, no había ningún rastro de los unicornios, ni de ningún ser mágico que soliera habitar allí, como las hadas o duendes... Poco a poco el gris iba cubriéndolo todo, al igual que en el resto del mundo.
Una pequeña ninfa miraba a través de la puerta acristalada de un invernadero, tenía la apariencia de una niña de unos catorce años, pero la mirada de alguien muy sabio, su pelo negro caía por su espalda creando ondas y tirabuzones de azabache interminables, sus ojos azules y penetrantes miraban al fondo de la estancia, allí había otra pequeña ninfa, que lloraba desconsoladamente.
¿Qué le pasaba? Ella siempre había sido alegre, había cubierto siempre el mundo de cosas buenas con su mirada chispeante y optimista.
Ahora su pelo castaño, larguísimo, caía lacio a los lados de sus hombros y su vestido estaba arrugado. Se encontraba agazapada, agarrándose las rodillas y llorando amargamente. Lloraba, lloraba mucho, incluso hasta que sus ojos quedaron secos y aún así siguió llorando sin lágrimas.
Era la primera vez que veía a aquella niña de mirada alegre llorar. Si aquella niña lloraba… si aquella niña ahora estaba triste… las cosas no podían irle nada bien al mundo ¿Qué iban a hacer sin ver aquellos ojos marrones tan cálidos y chispeantes llenos de alegría y juventud eternas?
La niña de la mirada inteligente empujó el ventanal y entró en el invernadero, anduvo hasta llegar al final, donde la niña lloraba. Se agachó frente de la pequeña ninfa, le cogió la mano con delicadeza y preguntó con su voz de campana alta y clara:
-Querida Alegría, me gustaría saber cual es esa pena tan grande que sufres como para llorar tan desconsoladamente.
La ninfa de ojos marrones miró a su amiga con los ojos hichados y rojos.
-El mundo está muriendo.
-¿Qué, por qué dices eso?
-El mundo está muriendo porque el amor ha desaparecido, el hombre ha hecho de la tierra un lugar horrible, se las ha arreglado para que el poder recaiga en unos cuantos que destruyen la natura sin ética, y que hacen que el resto de sus iguales permanezcan en una profunda pobreza, sin importarles. Los niños se mueren de hambre, y mientras tanto los poderosos miran hacia otro lado. Las guerras están destruyendo oriente y occidente, los países se enfrentan entre sí sin más razón que el petróleo, caen inocentes a manos de sanguinarios armados, el ser humano está destruyendo al planeta, y se está destruyendo a sí mismo. Nadie hace nada, los pobres no tienen voz y, poco a poco, todo se acabará, han hecho que la flora muera y que los animales agonicen por no tener los recursos necesarios. Los pájaros no pian, los lobos no aúllan, los leones no rugen, y los polos se deshielan. Pronto, una fuerza mayor a todos nosotros, la Naturaleza, va a decidir vengarse del daño que le han hecho a todas sus criaturas, considera que el ser humano no es digno, ni siquiera, de ser sí mismo, no era dueño de nada y lo ha cogido todo, poco a poco se ha destruido y está destruyendo lo demás.

Mientras la ninfa hablaba, su compañera escuchaba acongojada todo lo que le decía, mirando continuamente a su alrededor, cada vez más oscuro, cada vez más triste.

-Pronto, tanta tristeza habrá en el mundo, que en universo se concentrará todo el sufrimiento de las criaturas machacadas por los poderosos y se formará un agujero negro, invencible e impenetrable, que tragará esa bola que llamamos mundo. Es cuestión de poco, de minutos quizá, viendo esto- se levantó y anduvo dos pasos hacia adelante, su vestido arrastraba por el suelo, mientras poco a poco todo se volvía difuso y comenzaba lentamente a desdibujarse. Poco a poco todo empezó a hacerse más oscuro, más difuso. Su amiga la miraba, a sabiendas de que todo aquello iba a desaparecer, se levantó y anduvo hasta ella. Agarradas de la mano, desde lo alto, vieron como, poco a poco, la oscuridad avanzaba, hasta que todo se hizo negro y una especie de ruido indescriptible y ensordecedor dio paso a una explosión de colores fluorescentes y estrepitosos, como si fuera la explosión de una supernova. Sin más, un enorme boquete se abrió entre los colores y, con tanto bombo como se creó el mundo, este se vio envuelto en la oscuridad, y desapareció. Para siempre.

-MAB

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